sábado, 18 de abril de 2009

Los componentes de la ansiedad






Sabemos que la ansiedad es una respuesta normal del organismo ante una situación considerada potencialmente peligrosa. Hemos estudiado cómo funciona esto fisiológicamente. Es muy importante tener en cuenta que no podemos eliminar totalmente las respuestas ansiosas, dado que, en sí mismas, constituyen un mecanismo adaptativo para sobrevivir.




Entonces, ¿Cuándo es conveniente consultar con un especialista?


Cuando estos mecanismos de preparación ansiógena se activan sin ningún motivo aparente, y esto empieza a trastornar nuestra vida cotidiana; o bien, cuando necesitamos aprender a manejar mejor estas respuestas fisiológicas de ansiedad para tener una mejor calidad de vida.


La ansiedad esta íntimamente emparentada con la incertidumbre, y puede ser alimentada a través de tres vías diferentes:


  • Respuesta fisiológica: muchas veces los mismos síntomas detallados en notas anteriores (ver fisiología de la ansiedad) generan más ansiedad debido a que la persona no entiende bien lo que le está pasando. Esta incertidumbre genera aún más repuesta de ansiedad, y mantiene los síntomas.


  • Cogniciones de anticipación: Todo lo que pensamos afecta nuestro estado de ánimo, y determina nuestra condición de vida. Los pensamientos que alimentan la sensación de incertidumbre hacia lo que vendrá, potencian el miedo, y la espiral ascendente de síntomas. "¿Me sentiré bien cuando llegue?", "¿Podré hacerlo o no?", "¿Y si pasa algo grave?".


  • Relaciones interpersonales: El modo en que nos relacionamos como también la calidad de nuestras relaciones con otras personas también pueden afectar nuestro nivel de stress. Cuando nuestras relaciones son inestables, y la incertidumbre es mucha, es natural que experimentemos una sensación de ansiedad constante. "Si hacés esto, o lo otro, me voy..." Lo mismo sucede cuando en nuestro entorno la modalidad de comunicación se torna difícil de comprender. Esto ocurre cuando recibimos mensajes contradictorios o bien ataques a nuestra autoestima o seguridad personal. "¿Estás segura que vas a poder?", "¿No será demasiado para vos?", "Me gustaría que seas más independiente... ... no me necesitás más?

Poder chequear de qué manera estos factores están influyendo en nuestra realidad personal, y con qué habilidad los estamos manejando, es una buena manera de entrenarnos para controlar nuestros estados de ansiedad.











Criterios para detectar un ataque de pánico.

De acuerdo al DSM V (Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales, de la Sociedad Norteamericana de Psiquiatría), un ataque de pánico es un período discontinuo de miedo o incomodidad, sin un objeto determinado que lo genere ("temor sin objeto") en los cuales 4 o más de los siguientes síntomas se desarrollan abruptamente y alcanzan su pico dentro de los 10 minutos.
  1. Palpitaciones o taquicardia o una sensación de que "el corazón salta del pecho"
  2. Transpiración intensa
  3. Temblores o sacudidas
  4. Sensación de respiración corta o entrecortada, ahogos o que "te falta el aire"
  5. Sofocones de calor intenso
  6. Dolor o malestar en el pecho
  7. Náusea o malestar abdominal
  8. Sentirte inestable, débil y extenuado/a, "con la cabeza vacía"
  9. Mareos o vértigos
  10. Sensación de terror, de desrealización (sentimientos de irrealidad) o de despersonalización (sentirse desapegado de uno mismo)
  11. Miedo a perder el control o a volverte loco/a
  12. Miedo intenso a morir o a padecer un ataque al corazón
  13. Parestesias (calambres, hormigueos o "electricidad" en los miembros), entorpecimiento, sensación de parálisis, zumbidos en los oídos.
  14. Calores o escalofríos.
  15. Visión borrosa, o sensación de ver puntitos en el aire.

Es bueno saber que todos estos síntomas tienen su explicación (ver notas anteriores). Por otro lado, el ataque de pánico no provoca la muerte de la persona que lo padece, por más intensos que sean los malestares. Simplemente buscando relajarse y quedarse quieto a resguardo, luego de 10 minutos comienza a disminuir. En estos casos la terapia más eficaz mundialmente reconocida es la multimodal (farmacológica y cognitivo conductual).